WOLDER HELLING ANGELES
Por diferentes razones, desde pequeños aprendemos a callar nuestras emociones, a no expresar lo que nos pasa, y menos aún delante de los demás. Tal aprendizaje acaba convirtiéndonos en expertos en reprimir lo que nos duele, nos provoca miedo, ira, tristeza o desesperanza, todos ellos sentimientos complejos que guardamos celosamente en nuestro interior. La represión continúa hasta que algo despierta estas dolorosas vivencias y nos permite integrarlas.