El valor del presente libro, de la autoría del Dr. Boris Barrios González, es que en un primer aspecto distingue los principios de las reglas que integran la teoría de la sana crítica y con una metodología depurada expone, primero, los principios que integran y sustentan la sana crítica y, luego, las reglas de aplicación.
"En efecto dice la interpretación es una cuestión de principios; mientras que la aplicación es una cuestión de reglas. De allí que, primero, para interpretar la prueba tengamos que valernos de los principios lógicos que integran la sana crítica, los cuales son: el principio de identidad, el principio de contradicción, el principio del tercero excluido y el principio de razón suficiente, y de esta manera se le da estructura y existencia física a la prueba; mientras que para valorar la prueba, frente al caso que se juzga, debemos recurrir a las reglas que requiere su aplicación práctica, que en materia de la 'teoría de la sana crítica' suelen ser reglas universales de aplicación, algunas recogidas y asimiladas por las legislaciones".
Explica el autor que los principios de la sana crítica son los principios de la lógica analítica y la dialéctica, es por eso que frente al caso que se juzga se debe individualizar, primero, la prueba a interpretar, porque ello va a determinar si estamos en el escenario de la analítica o la dialéctica (la analítica es lógica formal y la dialéctica es lógica no formal) y una vez resuelto el método de la lógica aplicable, entonces, se pasa a su valoración.
Para este autor, la valoración implica, entonces, reglas de procedimiento entre las que podemos mencionar: que se trata de un razonamiento lógico o analítico; o un razonamiento dialéctico; se expresa en forma de motivación o argumentación; atiende al análisis individual y conjunto de la prueba; que atiende al concepto de órgano, objeto y medio de prueba; y se informa de la equidad y los principios que gobiernan el proceso y la prueba.
Se trata de un libro que lleva al lector de la teoría a la práctica; en la aplicación de una metodología que bien pudiera llamarse didáctica probatoria, porque permite distinguir el ámbito de interpretación del ámbito de aplicación de la sana crítica en el proceso judicial.