ROSETTA FORNER
Había una vez un Príncipe Azul que estaba harto de besar a damiselas que nunca despertaban de su letargo existencial, y que sólo sabían echar la culpa de su desastre vital y se empeñaban en hacer pagar sus sueños rotos a los hombres.á
Un buen día, nuestro Príncipe Azul se encontró con su Hada Madrina, quien le enseñó a redefinir su relación con las mujeres y a desembarazarse de todas las ideas caducas y de las obligaciones que le eran ajenas y ni siquiera había escogido.