ALBERTO MONTERROSO
Lucio Domicio, tras combatir a las órdenes de Marco Aurelio a orillas del Danubio, asiste en Roma a las exequias del difunto césar. Allí conocerá a la bella Valeria, quien, a pesar de su trato distante, le cautiva. Sin embargo, el ascenso al poder de Cómodo, hijo del que fuera llamado emperador filósofo, supondrá un punto de inflexión en el devenir del Imperio. Las conductas despóticas de Cómodo y de Lucila, su hermana, quien influye poderosamente en él, alentarán todo un vivero de conspiraciones y turbios manejos que marcarán de forma inexorable el destino de Roma.