GIOVANNI CICCIA
Era fiero pero nunca mató a nadie. Orlando Gonzales, en la década de los 70 y comienzos de los 80, era el asaltante más temido por las autoridades y más admirado por el mundo del hampa. Le decían Django (como el pistolero del western italiano) porque llevaba dos armas, una a cada lado del cinto. Llegó a asaltar cien bancos y fugó de penales peligrosos de Lima como El Sexto y Lurigancho y se convirtió en una suerte de Robin Hood para los suyos y, dados su carisma y temeridad, dominó lugares como los Barracones del Callao. El personaje estaba allí, en su genio y figura. Ricardo Velásquez, como cineasta realizó Django, la otra cara en el año 2002 en un intento por honrar el género policial en la cinematografía peruana, un filme de balas, sexo, persecución y acción, y qué mejor que basándose en un personaje real, lleno de aristas interesantes.17 años después, y a punto de estrenarse la tercera parte de esta zaga, Hernán Migoya ha adaptado Djiango, la otra cara al formato del cómic y el resultado es realmente extraordinario.