«No veía nada debajo del agua, aunque abriera los ojos: una barrera viscosa, negra, fría, que por el afán de huir me parecía una sopa de aceite en la que mis brazos y mis piernas me hacían avanzar muy despacio, así los moviera con todas mis fuerzas.»
Artículos relacionados
Otros libros del autor
Vista previa: OCULTA, LA
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Puede obtener más información aquí o cambiar la configuración.