Esta antología ilustra la presencia de una lengua vigorosa como el quechua, que ha sobrevivido a todas nuestras vicisitudes histórico-culturales sin pérdida alguna de su capacidad de adaptación e integración a las múltiples realidades que ha enfrentado (y enfrenta) continuamente. Desde la versiones anónimas hasta las versiones de autores conocidos, la literatura quechua ha persistido en su propósito de comunicar emociones, sentimientos e ideas con absoluta originalidad, estableciendo de esa manera un legado que ahora disponemos gozosamente.