LUIS MIGUEL CASTILLA
A fines del 2019, se identificó en China un nuevo tipo de neumonía altamente contagioso y desconocido. Si bien en pocos meses sus efectos se empezaron a sentir en decenas de países con una ferocidad pasmosa, nadie anticipó que la crisis sanitaria sumiera en tan poco tiempo a millones de personas alrededor del mundo en una situación de precariedad sin precedentes. El problema ya no solo era el virus y su mortandad directa, sino los estragos a nivel económico y social que irrumpieron como la recesión más pronunciada de los últimos cien años, desbaratando los avances que se habían conseguido en las últimas décadas.Pese a que el Perú fue uno de los países que reaccionó con mayor rapidez a la crisis generada por la expansión de la COVID-19, luego de más de seis meses de estricto distanciamiento social, los resultados distan muchísimo de ser los esperados: más de 850 mil casos confirmados y cerca de 33 mil fallecidos, según registros oficiales, ponen en evidencia que algo salió muy mal. ¿Qué sucedió?