COLCHADO LUCIO, ÓSCAR
«Mientras me revolcaba en el gramado retorciéndome de dolor, yo recordaba que Tronquito no solo traÃa intenciones de malograrme, sino que se despicaba porque Elisa, siendo jimbeña, me hacÃa mucha barra y sobre todo porque a la entrada del pueblo, ella, saliéndose de la fila de los que eran nuestros hinchas, se acercó y me dio un beso en la mejilla, diciendo: -Te deseo suerte, Cholito.»