Nadie nos extrañara nos demuestra algo: nuestros días están pixeleados y lo único que nos queda para aplacar el vacío es burlarnos de nosotros mismos y, seamos jóvenes o no, contemplar nuestros corazones adolescentes sin ningún pudor.
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Puede obtener más información aquí o cambiar la configuración.