JAIME BEDOYA
"El perdón no se pide. El perdón se da", escribe Jaime Bedoya y sus lectores le hacen caso. Le perdonan ese perfil bajo que lo lleva a esquivar entrevistas , a sortear flashes, a mantenerse al margen de los aplausos que sus escritos le merecen. Se lo perdonan y lo celebran , en actitud de culto y en proporción legionaria , porque eso les recuerda que Bedoya no es como el resto, que la diferencia, cuando se marca en positivo, se premia.