FABIÁN CASAS
Boedo, el universo picaresco, la tierra de la inocencia perdida, es el escenario de este teatro. Son las cuantas cuadras del barrio que quedaron marcadas por la algarabía colectiva y el máximo disfrute las que van creando retablos desde la tierna infancia, cándida, hasta la edad adulta donde la madurez se encuentra al filo de la desilusión.