GÁLVEZ ZÁRATE, LUZ GINA
DE ÁRBOLES y OTROS POEMAS PARA NO MORIR, no sólo cuenta una
historia de ausencia paternal y sus terribles consecuencias, sino también, de una manera muy disimulada, la historia de la sobrevivencia al dolor y a la ausencia que, al igual que un árbol que exhibe sus frutos, nos ofrece versos desconcertantes y esclarecedores al mismo tiempo, llenos de savia inquietante: Crucé el hielo solo para oír / como tu voz se bifurca con el viento; Y en algunos atardeceres / El rocío de mis ojos se evapora en
mis huellas; Para que con las cicatrices que tienen mis palmas / Ya no tengas que llorar.